lunes, 18 de septiembre de 2017

Espeleología mental

Anoche el enamoramiento llamó a mi puerta.
Llevaba el uniforme del miedo.
Lo sé porque ya ha pernoctado aquí
-mi mente-
 más veces.
Ese olor y esos andares que
me transitan como si fuese una
simple autopista
con carriles en doble sentido y
sin señal alguna que regule
mis pasos.
Quizás ahora debiera yo despedirlo y no
ofrecerle cama y cena.
Quizás ahora debiera
dejarme inundar por
esa sonrisa que clama libertad. 
Yo debiera ahora
ahogarme en las aguas cristalinas
que bañan sus ojos,
y morir arrastrada mar adentro
por la corriente de sentimientos
que a estas alturas
ya no soy capaz de controlar.
Debiera yo rasgarle las ropas
y arañarle el alma a bocados,
invitarme a subir y a bajar
por todas y cada una
de sus latitudes
dejando socavones y
coronando cimas que sólo
nosotros somos capaces de alcanzar.

No sé, quizás mi vestido de primavera

me está sentando mejor de lo que pensaba. 

2017

cgb

No hay comentarios:

Publicar un comentario