lunes, 18 de septiembre de 2017

Del silencio.

De sol, espiga y deseo...
Silencio, brisa y cordura
dan aliento a mi locura,
hay nieve, hay fuego, hay deseo,
ahí donde me recreo.

Antonio Vega, “El sitio de mi recreo”

Lo cotidiano se tantrifica
con sólo mirarte

a los ojos. 

cgb

2017

Órbita invisible

“I want to feel you from the inside”

Trent Reznor “Closer”

Son esas manos invisibles que me abren por dentro las mismas que me graparon a un papel tintado recién comprado en la nueva papelería de la esquina. Ese dorso y esas palmas que lentamente suben y recorren las distintas galerías de mi mente las mismas que me recuerdan que aún se puede seguir acariciando el destino.  Aquella noche me aferré a unos dedos como si de ellos dependiese mi vida, y al labrarlos palmo a palmo y al unirlos piel con piel descubrí el poder tántrico del tacto rozando mi ventrículo izquierdo. 

En la madrugada a veces transito por autopistas que se han levantado sólo para mí y busco esa boca hambrienta que me dio de beber. Sólo los más prodigiosos magos lo lograrían entender. Las semillas que nuestros labios sembraron nunca darán una cosecha de almas, pues el hilo rojo que las regó brotó de manantiales de cavidades muy profundas.

Otro día más en esta posición de salida desde la que avisto planetas y pulo imágenes que revolucionan la sangre en las arterias que van directas a mi víscera principal. Lo sé, algún día puede que la muerte me sorprenda  paseando en esta órbita extraterrestre que yo un día me encargué de iluminar. 


cgb

2017

Espeleología mental

Anoche el enamoramiento llamó a mi puerta.
Llevaba el uniforme del miedo.
Lo sé porque ya ha pernoctado aquí
-mi mente-
 más veces.
Ese olor y esos andares que
me transitan como si fuese una
simple autopista
con carriles en doble sentido y
sin señal alguna que regule
mis pasos.
Quizás ahora debiera yo despedirlo y no
ofrecerle cama y cena.
Quizás ahora debiera
dejarme inundar por
esa sonrisa que clama libertad. 
Yo debiera ahora
ahogarme en las aguas cristalinas
que bañan sus ojos,
y morir arrastrada mar adentro
por la corriente de sentimientos
que a estas alturas
ya no soy capaz de controlar.
Debiera yo rasgarle las ropas
y arañarle el alma a bocados,
invitarme a subir y a bajar
por todas y cada una
de sus latitudes
dejando socavones y
coronando cimas que sólo
nosotros somos capaces de alcanzar.

No sé, quizás mi vestido de primavera

me está sentando mejor de lo que pensaba. 

2017

cgb