sábado, 19 de febrero de 2011

Metafiguras foraliterarias

Ordenar recuerdos alfabéticamente 
conlleva perder la cuenta (y la razón)
de aquellos decimales 
prestados en la anterior operación.

Vivir (y contar) biografías propias, 
de crónicas y sucesos, quiásmicamente,
deja al descubierto amores (y dolores)
tardios y (o)cultos,
reticencias varias y
cuestiones filológicas siempre 
a gusto del lector (o del investigador). 

Retruécanos y paradojas condicionadas 
al momento
conceptualizan y limitan 
coyunturas amorosas que 
se ahogan en el mismo
hálito que las insufla. 

Lo siento, la deprecación y el estilo
directo nunca fueron lo mío...

C.G.B.

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