Cómo cortar un cordón
umbilical aún latente,
cómo arrojar cenizas
al océano índico
del olvido si todavía
la tempestad no ha
logrado extinguir
incendios que calcinan
territorios habitados
por pasiones estivales turcas
desatadas de mala manera.
La lluvia no cesa,
la humedad relativa
anega y destiñe
parte de quiméricos
espejismos
que como el arco iris
morirán con
los últimos rayos de sol
en una playa desierta.
Háblame con los ojos,
poséeme y resbálate
por mi anhelante
anatomía
cual gota de lluvia
o de sudor que
se columpia y se suspende
por la celosía de tu frente,
a través de la que
redescubres viejos mundos
ya pintados e inventados
antes de que llegase yo.
Aún yace tierno el musgo
en el arca que construimos
en el ventrículo izquierdo
de este aturdido corazón.
C.G.B.
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