Cuando la
ciudad se apaga y las horas
del día ya
dormitan en la memoria
hay un destello
de luz que se pasea
por mi alcoba a
cegarme el
ALMA.
Trae un
mensaje.
Lo sé porque hoy
lo he visto
en tu cara.
Tú, que me
envías avisos en
braille, sin
instrucciones;
Mensajeros sin
nombre y
con la
dirección equivocada.
Tú, que a veces
das definiciones
para que sean
traducidas
por un
diccionario que yo aún no
POSEO.
La vida se me
antoja como una tesis
doctoral todavía
no leída,
en ciernes,
pero escrita,
de la última a la
primera página,
con sus
capítulos y su índice,
y a la espera,
siempre a la
espera
de que el valor
se arme de valor
y de que el
miedo se despida.
2016.
cgb
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