viernes, 4 de noviembre de 2011

Salinas ya lo sabía...

(...)
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima: 
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces, 
se despiden con señas materiales. 
Es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza, 
nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara.
Y que lo más seguro es el adiós. 

La voz a ti debida, Pedro Salinas. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario